A punto de comenzar una gira para presentar El Horror, su nuevo disco, Tino el Pingüino habla sobre el sonido con el que ha decidido responder a esta época: salvaje, umbrío, directo. El 25 de noviembre se presentará en Sala Forum, en Cholula.
BRYAN HERNÁNDEZ | @elbryaann_
El horror está en todos lados: en la calle, en la tele, en las redes sociales, en la época. Basta con salir del cuarto y platicar con la gente para descubrir que todos andan así, pasándola medio mal. Parece que nadie esté agarrando la onda de lo que ocurre en realidad, donde las cosas son tan extrañas, rarísimas. Un mundo que, por más que nos esforzamos, no acabamos por comprender.
Al menos, eso es lo que cree Franco Genel, mejor conocido como Tino el Pingüino, razón por la cual nombró así a su último disco: El Horror (el horror, el horror… alv el horror).
Camino al aeropuerto, en entrevista para Manatí a través de una videollamada, él explica:
—Es un poco como veo las cosas, ¿saben? Creo que el proyecto de Tino, aunque tiene una faceta más alegre, siempre ha estado permeado por esas otras emociones, y que tiene que ver con cómo me siento, o con mi visión más profunda de la vida, que, al mismo tiempo, creo que es la de mucha gente. Que no todo tiene que ser así de “ah, la estoy pasando de huevos y está poca madre todo” porque de repente no está y la neta muchos nos sentimos así.
Sentado en la parte posterior del Uber, el teléfono entre las manos, usa una playera negra y una cadena color plata alrededor del cuello. Sobre su cabeza, una gorra de tono beige aplasta su cabello chino, que le cae, desordenadamente, por los lados de la cara. Su voz, que apenas parece sufrir cambios cuando sale de este lado de la videollamada, explica que se dirige al aeropuerto para abordar un avión hacia Monterrey. Con esta ciudad iniciará su gira El Horror. Después, el 24 de noviembre, le espera el Teatro Metropólitan en Ciudad de México, el 25 el Sala Fórum en San Andrés Cholula y el 2 de diciembre el Sala Arpa en Querétaro.
—La neta me siento contento de regresar a las giras —dice y su figura se mece de un lado a otro por el movimiento del coche—. Son siete años de poder estar otra vez presentando un disco, qué completo es cuando realmente se puede generar otro tipo de conversación, ¿no?
Son 13 canciones las que componen El Horror, disponible en plataformas desde hace unos días.. Con varias referencias a la literatura o el cine, escrito en un lenguaje poético pero también conversacional, el disco parece explorar temas como el desdén hacia algunos aspectos de la vida, la sensación de que todo está siendo observado y juzgado, las luchas internas, las relaciones interpersonales, la dualidad emocional, la introspección, y una cierta actitud desafiante a las expectativas de la sociedad.
—Es un disco que suena umbrío, postapocalíptico, industrial, muy denso. Creo que es muy obvia la dirección, porque, bueno, no tiene colaboraciones, no deja mucho espacio a la divagación, sólo es directo a donde va y es puro pinche bloque de cemento que te aplasta. Un poquito esa era la sensación que quería generar, como de asfixia, y bueno, tampoco me quise pasar de verga, hay algunas canciones con más luminosidad, creo que después de “Bindu”, que claramente es muy oscura, hay un momentito más luminoso. Al final también era hacerlo interesante, que hubiera variedad en lo musical.
Lector de Bolaño y de Amélie Nothomb (acaba de leer Metafísica de los tubos y está comenzando con El tercer Reich), Tino comenta que por poco y el disco ya no sale. Algunas canciones como “Más noche”, “Los odio” y “Cólera” las escribió hace cuatro o cinco años. Otras eran solamente ideas, y las que no, no estaban terminadas.
En este sentido, el proceso de gestación de El Horror fue distinto al de sus discos anteriores. Mucho más largo, y en simultáneo con otros proyectos en los que andaba metido.
—La cosa es que había estado acumulando trabajo durante los últimos años. Había letras que las tenía atoradas, pero fue hasta que dije “ya, a la verga, lo voy a terminar, no voy a dejar ir este proyecto”, que me concentré para sacarlo. Lo vi más como una cuestión de oficio, de que lo sé hacer y tiene que salir. Quizás hacia el final el proceso fue mucho más rápido, porque se trató un poco de seleccionar, de desechar, y lo que se iba a usar, acabarlo, pero aun así me llevó tiempo. Fue cosa de estar picando.
A veinte años de dedicarse a la música, con 245 mil 513 oyentes mensuales en Spotify, El Horror es su quinto disco. De la mano de su productor, Ferdinand González, de quien dice topar muy bien su sonido, lo versátil que es éste, la experiencia le ha enseñado que, al final, para sacar un álbum, también se requiere un poco de intuición e histrionismo.
No basta con escribir bien o excelentemente bien, como tampoco basta tener todo muy bien planeado, pues de cualquier manera el reto siempre es igual: no repetirse y sin embargo mantenerse fiel a un estilo.
—La verdad es que no sé cómo lograrlo —dice riéndose— sólo sé que cuesta un chingo. Con este disco, por ejemplo, me costó un huevo, y la neta no la pasé tan chido. Luego yo llevó tres años sin grabar mucho, entonces, puta, igual me costó un huevo grabar, casi nada quedó a la primera, tuve varias canciones que grabé en tres, cuatro, hasta cinco sesiones.
¿Pero por qué es que llama la atención la música de Tino el Pingüino? ¿Qué hace que al escucharlo una vez uno se sienta identificado? ¿Es por las referencias, siempre latentes? ¿O es por los temas o por su flow; o las dos cosas a la vez? ¿Qué hay en El horror, por ejemplo, que ha recibido tan buenas críticas? ¿Será acaso por ese universo que inauguraron rolas como “Midori” o “Me tuve que ir” y que desde entonces no ha hecho sino expandirse?
Por supuesto, Tino no responde a estas preguntas. No. Mientras al otro lado de la pantalla él desciende del Uber y empieza a caminar por afuera del aeropuerto, atravesando las puertas después, sólo comenta:
—Otra cosa que de repente sale el tema y a mí me caga, porque no es realmente como me interesa proyectarme, es que se piense que es “academicista” y creo que lo de Tino no es así, es mucho más salvaje. Tal vez hay un vocabulario en el que a huevo debas consultar el pinche diccionario, pero al mismo tiempo trato de que sea conversacional, de que no te sientas alienado, de que no sea ñoño, no sea tonto. Salvaje. Así lo definiría.
Salvaje: tal vez es por eso que la música de Tino llama tanto la atención. De modo que cuando la videollamada termina, sólo queda esperar. Esperar al sábado 25 de noviembre para ir al Sala Fórum, en San Andrés Cholula, y experimentar El Horror (el horror, el horror… alv el horror).
