La desigualdad laboral, que es otra forma de violencia contra mujeres, ha propiciado que los trabajos mejor remunerados y con más garantías sean ocupados por hombres.
PALOMA FERNÁNDEZ | @PalomaPEN*
En Puebla hay más de 1 millón de mujeres con empleo, pero una tercera parte gana menos de 141 pesos al día, que es el salario mínimo. Los trabajos con los mejores salarios suelen ser ocupados por hombres y, en cambio, los más precarizados, los que menos garantías tienen, son relegados a mujeres.
Entre el trabajo precarizado y la desigualdad laboral, la violencia económica suele ser una de las más frecuentes y más normalizadas formas de violencia contra mujeres en el estado.
“Esto lo que nos lleva a concluir es que es un problema estructural y no sólo de bajos salarios entre hombres y mujeres”, explica la académica Mar Estrada Jiménez, integrante del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla.
La distribución salarial en Puebla actúa como una especie de espejo que acentúa las brechas: a medida que el trabajo es mejor remunerado, mayor el porcentaje de hombres en él; a medida en que el trabajo es peor remunerado, mayor el porcentaje de mujeres en él.
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Y para muestra cuatro datos: más de la mitad de las 734 mil 374 personas en todo el estado que ganan menos de un salario mínimo son mujeres; pero, en cambio, sólo una quinta parte de las 38 mil 48 personas que ganan entre cinco y diez salarios mínimos —de 735 pesos a mil 470— son mujeres.
A decir de Estrada Jiménez, quien también es coordinadora de la Licenciatura en Economía y Finanzas de la Ibero, esto puede deberse a que los empleadores en Puebla precarizan los salarios de las mujeres en función de su edad, escolaridad, origen étnico, e incluso rasgos de su vida personal, como su maternidad.
La mayoría de los 134 mil 410 empleadores en Puebla son hombres; sólo el 17% son mujeres. Pero, en cambio, cuando se trata de trabajo no remunerado, seis de cada 10 son mujeres.
“Entre mayor nivel educativo la brecha es menor, pero aun así existe una brecha. Las mujeres que tienen educación media superior o superior en promedio ganan 8 mil 454 pesos, en ese caso, la brecha es de un 15%. Pero en el caso de mujeres con la primaria completa, la brecha es del 23%, y sin primaria terminada es de 20%”, refiere la académica.
En este sentido, la tasa de informalidad laboral en Puebla es del 71.0%, de la cual, las mujeres rebasan por 1.4 puntos a los hombres en el desarrollo de estas labores.
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Si bien el sector informal es reconocido por el estado, eximen de derechos laborales básicos a aquellas personas que ejercen en él.
“En el empleo informal pues no hay derechos laborales, entonces digamos que las mujeres están en doble situación de vulnerabilidad en cuanto a la falta de derechos laborales en el sector”, agrega Estrada Jiménez.
Para la académica Lluvia García Vilchis, este rezago estructural se genera a partir de un sistema fundamentado en el capitalismo y el patriarcado.
En este se pone como prioridad la explotación de los hombres en el campo laboral, exentándolos de las labores domésticas o de cuidado, y ejerciendo todo este peso sobre la mujer, que junto con la falta de oportunidades económicas y laborales, en muchas ocasiones las orilla a abrirse paso en el sector informal, o bien, ejercer el trabajo no remunerado del hogar.
Así, los únicos beneficiados con este sistema son las empresas, a decir de García Vilchis.
“No se trata de un asunto de dinero”, explicó en un foro organizado por la Secretaría de Igualdad Sustantiva de la capital, “sino de la reproducción de la vida como eje central de la actividad humana; del reconocimiento de las labores de cuidado como un asunto colectivo sin identidad de género.”
*Con información de Mario Galeana