Miles de mujeres en Puebla protestaron este 8 de marzo contra los feminicidios, las desapariciones y la impunidad que prevalece en estos crímenes.
GUADALUPE JUÁREZ | @LupJMendez
Fotografía: Brenda Palacios | @bgpalacioss
Son miles de mujeres que caminan una al lado de la otra, con sus pañuelos verdes y morados; son miles las que sostienen una pancarta sobre su cabeza y miles las que lanzan consignas de un alto a la violencia contra las mujeres.
Fueron miles las que hace un año tomaron las calles y son miles las que este, a pesar de la pandemia, han vuelto a abarrotar las avenidas.
Hoy reciben expresiones de apoyo de mujeres mayores y, a diferencia de otras movilizaciones, en esta ya no hay más cuestionamientos, porque la mayoría les sonríen y les aplauden a los contingentes.
Al finalizar el día, el gobierno criminalizó a las manifestantes. Aquí puedes consultar la nota.
Son ellas las que este 8 de marzo no han cedido ni un centímetro de ese espacio.
Algunas de ellas van de la mano con sus hijas e hijos, otras con sus madres y unas más con amigas de víctimas de feminicidios y de mujeres desaparecidas.
El punto de partida fue la Comisión de Derechos Humanos estatal y por lo menos 10 cuadras del Centro Histórico de la capital poblana están llenas.
Mientras avanzan, las mujeres reparten volantes que tienen dibujado un puño al aire con la leyenda “Justicia Social, Aborto Legal, será ley”. Son miles que avanzan y son miles que cantan, aún con el cubrebocas puesto.
Han llegado al Congreso local y la consigna es más fuerte: “Es mi cuerpo, es mi decisión”, en referencia a la exigencia a los diputados de legislar la despenalización de aborto que han pedido colectivas feministas.
Siguen cantando y gritando, siguen cantando y exigiendo, siguen caminando hasta toparse con un grupo de hombres con rosarios en mano que rezan tomados de las manos, pidiendo que no toquen la Catedral.
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Mientras ese grupo protege las paredes, a un costado hay una mujer que lleva de la mano a su hija, vestida de supergirl y una pancarta morada que dice: “Quien fuera estatua para que el Estado me proteja”.
Y ellas siguen exigiendo que pare la violencia contra las mujeres, mientras se dirigen a la Fiscalía General del Estado sobre el bulevar 5 de Mayo.
Antes de llegar al buleva, han decidido ir a otro punto, a la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, que se encuentra a una calle de la Fiscalía General del Estado, para visibilizar que ahí no han hecho su trabajo, al menos no el de localizar a las personas que han desaparecido, porque ya han borrado las letras y pancartas que pegó unas horas antes el colectivo La Voz de los Desaparecidos Puebla.
El contingente ha llegado a la Fiscalía, ahí, en ese inmueble en el que no ha cambiado nada desde hace un año, donde las exigencias siguen siendo las mismas: no más impunidad, no más violencia, no más mujeres muertas.
Y ahí, frente a ese edificio, donde el personal sólo graba con sus celulares en la azotea, ahí, donde la indiferencia al dolor de un familiar de víctimas es recurrente.
Ahí, las mujeres bailan y les exigen; ahí ha terminado la segunda movilización más grande de mujeres que han salido a la calle a protestar, tan grande que otras feministas que salen cada año no han podido contar de las filas interminables que marchan.