En el último día de campaña, Claudia Rivera Vivanco realizó un acto público en compañía de su equipo más cercano; esta es la crónica.
GUADALUPE JUÁREZ | @lupjmendez
Es el último día de campaña en la búsqueda de repetir en el cargo de presidenta municipal de Puebla, atrás quedó un mes de caminatas bajo el sol y contacto con la gente, y hoy Claudia Rivera Vivanco está rodeada sólo de los más cercanos.
Ya no tiene que tocar puerta por puerta y presentarse, ya no tiene que repartir volantes, ya no tiene que enumerar lo que falta por hacer en un gobierno a punto de terminar.
Está en el Parque 2 de Octubre, en Xonaca, es un miércoles nublado, y es su madre Eloísa la que la recibe y abraza cuando sube a hablar frente a la multitud que ha dificultado su paso, el resto que la flanquea es su planilla de regidores.
No hay otros políticos con cargos públicos, no hay más personajes de talla nacional, ni senadores, ni diputados que le alcen la mano o que den largos discursos. Menos los líderes partidistas o funcionarios.
Es ella la que se planta frente a los asistentes, es ella la que se quita el cubrebocas y echa para atrás el cabello, y es ella la única que alza la voz para relatar por última vez su historia.
Es el último día de campaña y tampoco hay camiones de personas que no saben a qué van al evento, sólo vecinos que se asoman de vez en cuando en la ventana o un carpintero frente al parque que entre corte y corte de tablas alza la vista para ver al montón de personas que gritan y ondean banderas y que usan una matraca.
Pero sí hay lo demás de una campaña, el jingle que se repite una y otra vez en modo de son jarocho, las indirectas a los contrincantes, la prensa ávida de tomar la fotografía con la candidata sonriente, alzando la mano, mostrando que los números de encuestas están lejos de la imagen que hoy se ve.
Entre el público hay amigos, activistas, brigadistas y uno que otro personaje que se ha tomado la foto con ella desde que inició el proceso electoral, a quienes en medio del discurso lanza un guiño o les entrecierra los ojos a modo de saludo.
Y es a ellos a los que les habla: “Mírennos, la gente joven haciendo historia; tuvo que surgir ese movimiento para que la gente que no pertenecemos a la política pudiéramos ocupar estos espacios, para que las mujeres pudiéramos demostrar nuestro derecho a decidir, y hay que seguir defendiendo los espacios a capa y espada”.
Es el último día de campaña para buscar la reelección y hay algarabía y confianza entre los más cercanos, no hay sombra de derrotismo.
