Las instalaciones de Sala Bruja se encuentran en el Barrio de Santiago y fueron creadas para ayudar a la comunidad y crear lazos de apoyo.
LULÚ FARRERA | @lulu_farrera
Sala Bruja no es cualquier espacio de coworking. Además de un lugar para trabajar, es un lugar para crear proyectos, dar talleres, entretejer redes de apoyo e ir de la mano unxs con otrxs.
Para las fundadoras de Sala Bruja, Belegui Enriquez y Mariana Quechol, el trabajo colaborativo que se hace en los espacios de coworking es una filosofía y no debe limitarse a lo que se pueda crear con otros dentro de la oficina, sino que además, debe proponer alternativas de apoyo y beneficio colectivo que no sólo se sustenten en la retribución económica.
“El propósito de este espacio es retribuir de alguna manera a la sociedad a la que pertenecemos. Para nosotras es importante esto porque creemos que la indiferencia y el individualismo son un cáncer social y que no se puede combatir de otra manera sino participando, integrándote y devolviendo un poco de lo que te dan”, dice Belegui Enriquez.
Para ellas, Sala Bruja es una aportación para la mejora de la comunidad a través de comunidad en el trueque o el banco de horas.
Es también un espacio destinado a intercambiar distintos saberes, disciplinas, conocimientos y habilidades, y está dirigido a todas las personas que quieran enseñar algo sobre su área o que necesiten conocer sobre un tema en particular.
“Queremos que este colectivo sea un espacio para poder expresarse mejor, para crear otros proyectos, dar talleres y llegar a más lugares y a más personas entretejiendo una red de apoyo”, dice Belegui en entrevista con Manatí.
¿Cómo funciona?
Cada mes, en Sala Bruja se lleva a cabo “El Mitote: Verdadera Red Social” que consiste en la planificación comunal de proyectos que necesiten sustentarse con ayuda de otras personas.
“La propuesta que tenemos es que una vez al mes, quien tenga un proyecto para el cual se necesite la intervención de una persona con un saber específico, invite a la comunidad en general y mediante el diálogo llegar a acuerdos y lograr un trabajo en equipo”, explican sus fundadoras.
En una primera edición del Mitote, la comunidad de Sala Bruja se unió para apoyar a una persona que tenía un proyecto de investigación en Ecatlán, Jonotla, que consistía en investigar la identidad del pueblo junto con niñas y niños.
Pero ella no conocía a nadie que hiciera la investigación con ella, así que a través de El Mitote consiguió la colaboración de una ilustradora, una mediadora de lectura, un músico y alguien que hizo la producción audiovisual.
“Entre todos aportamos y después de lograr el evento, nos convertimos en una colectiva y cabe resaltar, sin ningún tipo de apoyo institucional o gubernamental”.
Por otra parte, si bien este lugar tiene la intención de a apoyar a los más jóvenes, Sala Bruja recibe e invita a personas de todas las edades a participar y a colaborar en los proyectos que surjan.
“Sabemos que hay mucha gente que sin importar su edad, sigue creando y buscando conectar con personas de diversas habilidades y cosmovisiones; es por ello que tanto gestores, como artistas, estudiantes, profesionistas e incluso profesionales de oficios técnicos, pueden acudir a la Sala. Todos podemos aprender de los otros y de las otras”, agrega Belegui.
Sala Bruja se encuentra ubicada en la Avenida 15 poniente 1304 Barrio de Santiago. Disponible de lunes a viernes con horario de 2:00 pm a 6:30 pm y sábados con un horario sujeto a disponibilidad.
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