En esta columna de opinión, el autor reflexiona sobre las similitudes entre la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum y su compañero Marcelo Ebrard.

Emiliano Cabrera | @CabreraMtzEmi
Los materiales publicados en la sección “Opinión” son responsabilidad del autor/a y no necesariamente reflejan la línea editorial de Manatí.

El pasado 20 de junio la presidenta electa Claudia Sheinbaum presentó parte del gabinete que la acompañará en la apertura de su gobierno, para sorpresa de muchos, el nuevo titular de la Secretaría de Economía será Marcelo Ebrard, rival directo de Sheinbaum en el proceso interno de Morena.

Para el “morenísimo puro” su nombramiento no fue bien recibido, incluso operaron una campaña mediática en la que recuperaron una frase del mismo Ebrard que pasará a la historia de su carrera política “No nos vamos a someter a esta señora”, además, de diversos señalamientos sobre su intento fallido por reventar el proceso interno. Por otro lado, una mayoría tomó el nombramiento como un mensaje de unidad y estabilidad, en sintonía con la percepción de un servidor público con capacidad y garantías de resultados independientemente de cualquier disputa partidista. Bajo un análisis simplista la ecuación no tiene mayor complejidad, pero políticamente hablando Claudia Sheinbaum le regaló un segundo aire a un Marcelo Ebrard desahuciado, la pregunta es ¿Por qué revivir a tu rival político?

En principio, Claudia y Marcelo tienen más similitudes que diferencias, analicemos sus trayectorias profesionales y académicas. Claudia es Licenciada en física por la UNAM, cuenta con Maestría y Doctorado en Ingeniería Energética, becada en Lawrence Berkeley Laboratory, una científica destacada, en su vida pública asumió la titularidad de la Secretaría de Medio Ambiente del Distrito Federal durante el gobierno de Andrés Manuel en el 2000, para el 2011 participó en la construcción de MORENA, en el 2015 fue la primera mujer electa como Jefa Delegacional de Tlalpan y en 2018 se convirtió en la primera mujer Jefa De Gobierno de la Ciudad de México, lo demás es historia.

Por su parte, Marcelo Ebrard es licenciado en Relaciones Internacionales por El Colegio de México, cuenta con una especialidad en administración pública en el École Nationale d’administration, fue pupilo de Manuel Camacho Solís con el que colaboró como Secretario General de Gobierno en el Distrito Federal, así como subsecretario de Relaciones Exteriores, en 1997 llega a San Lázaro como Diputado Federal, para el 2000 se incorpora al equipo de asesores de Andrés Manuel quien era Jefe de Gobierno, en 2002 es nombrado Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, años después en el 2005 es nombrado Secretario de Desarrollo Social, ese mismo año se convierte en el candidato del PRD para el Distrito Federal, posteriormente en el 2006 es electo Jefe de Gobierno del Distrito Federal y finalmente en el 2018 es invitado por Andrés Manuel para ser titular de la Secretaría  de Relaciones Exteriores.

Es decir, vemos dos perfiles altamente cualificados en sus áreas técnicas, con amplia experiencia en el ejercicio de gobierno y oficio político. Criterios para considerar desde una perspectiva racional para la toma de decisiones con responsabilidades de Estado.

La política también es técnica, educación, equilibrio y visión. Dos figuras que en principio rivalizan, hoy los une el compromiso por tecnificar áreas clave que permitan generar bienestar y desarrollo al país desde la Secretaría de Economía y Presidencia de México. Además de asumir el mayor de todos los retos, capitalizar la Guerra Comercial entre Estados Unidos y China, con el fenómeno de nearshoring y la revisión del T-MEC. Situación de alto riesgo ante la posible llegada de Donald Trump a la presidencia del país más poderoso del mundo por segunda ocasión.

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