En esta columna el autor reflexiona sobre la fotografía y de cómo todos somos fotógrafos en la actualidad.
Nos comunicamos en el presente con reminiscencias del pasado, un hecho que se enmarca dado que nuestros sentidos registran olores que se extinguen, sonidos que decaen, imágenes que se olvidan y texturas que se achatan.
Por tanto, el impulso humano es superar el olvido. Para así nombrar a alguien. Hacer una historia colectiva del entorno. O simplemente registrar ese momento festivo.
Ésta limitante encuentra un cause en los medios de comunicación y sus tecnologías productoras, como lo son las cámaras, los micrófonos, las computadoras, que una vez aprendidos por las personas amplifican un sentido, como lo explica Marshall McLuhan en the medium is the massage (1967): así, los automóviles extienden la movilidad, la radio los oídos y la televisión a la vista.
Con la llegada de la digitalización y la consolidación de la internet como un escenario de socialización y construcción de sentido y nuevos rituales de cohesión, es relevante analizar que según cifras de un estudio británico elaborado por Matic Broz de Photutorial en 2024, diariamente se toman y suben al menos 92 millones de selfies -sin contar la cantidad de fotografías que dejamos en las galerías, y que en promedio, diariamente usamos el smartphone seis veces para tomar una foto o más.
Otro dato adicional para terminar de describir la costumbre digital de la fotografía en este 2025, es que un usuario promedio almacena al menos 2795 fotos en su carrete (el que escribe tiene 14987, y tu amable lector, ¿cuántas fotografías guardas?)
Lo que nos hace identificar que, así como lo vaticinaba Walter Benjamin (1931) con la llegada de la reproductibilidad técnica de la realidad a través de la fotografía, en contraste con el proceso lento y armonioso de la pintura al óleo, nos encontramos con la oportunidad de construir nuevos puentes de entendimiento o con la amenaza de banalizar las imágenes y por ende toda experiencia misma de vivir ya que a diferencia de los registros análogos pareciese que no tenemos límites de almacenamiento, ya que los discos duros, la memoria RAM y la velocidad del internet cada día crecen más en sus capacidades y como lo dice Lorenzo Vilches (2013), un usuario tiene posibilidades de ser un medio gracias a su propia infraestructura comunicativa.
Este reto fue abordado por MacLuhan en el capítulo siete del libro antes referido y lo llamó el desafío y colapso.
Lo que pareciese que amplía un sentido de manera esplendorosa a partir del apoyo de la tecnología, limita incesantemente un sentido contrario.
Así la radio modificó la cultura visual y la fotografía amplificó el sentido acústico. La inmediatez transformó el sentido de la memoria.
Porque antes con la fotografía se retrataba un hecho que rompía la cotidianidad: una excursión, un cumpleaños, la visita de un familiar o las vacaciones eran los protagonistas de los rollos de 35, 110 y 120 mm.
Ahora la fotografía es la rutina: El desayuno aesthetic, el horario de llegada al gimnasio, el meme encontrado en el feed de la red sociodigital, y con esto el objetivo de la foto cambia lo entendido por memoria, ya no es que los sucesos se vivan y con la imagen trascender el tiempo sino más bien, ahora las imágenes son un nebuloso panal de sucesos que no se viven y de recuerdos que se pierden.
Debí tomar más fotos dice BadBunny en su nuevo álbum en 2025 y lo reafirma en su cortometraje de lanzamiento, porque la memoria se pierde lo queramos o no. Y eso que vivimos como cotidiano ya no estará en algún momento más.
Entonces una foto es un testigo, una idea de que lo que sí fue, y entonces puede ser un bello recuerdo o también puede ser la base de la funa del mañana, es decir, son evidencia para una auditoria emocional del futuro.
Estamos en una era donde retratamos todo: nuestro rostro al despertar, lo que creemos que es una injusticia, lo que nos parece un bonito amanecer, así como también son la evidencia de esa rabieta de la mañana por eso abunda la frase: adelante con las imágenes.
Pesando con esto más, la interpretación futura que el significado del presente. Recortar imágenes cual collage de primaria era la manera de borrar al innombrable del pasado, ahora ese innombrable será mencionado nuevamente en tus recuerdos de facebook. Incluso esta plataforma se anticipa y te da la opción de elegir si quieres activar esta función o si quieres integrar una restricción futura.
Wim Wender en Perfec days nos presenta un personaje que toma la vida a cucharadas aderezas con la pausa de la nostalgia que se representa en la foto de analógica. Y con esto, la invitación ya está hecha: Lo vemos en TikTok con los videos que hablan de los rescates de cámaras digitales de los años 2000 en los tianguis y que las fotos tienen, en estos dispositivos, algo de mágico y un pausa al FOMO. Lo vemos con los rollos de Fujifilm y Kodak que siguen produciendose en este 2025. Y la otra puerta ya la conocemos, y está en las actualizaciones interminables de los dispositivos móviles que incluso con la I.A integrada te hacen pensar que retratamos la luna, cuando en realidad son solo datos que emulan con brillo apantallador un artificial presente.
Yo por mi lado, cargo mi minolta Hi-Matic AF2 de 1981, y en un rollo de 12 fotografías registro el lado B más sentido de mi 2025.
¿Y tú como registrarás tus recuerdos, con lo abundante e inmediato de lo digital, o con lo pausado y escaso de lo analógico?
Lo permanente de la imagen: sucesos no crónicos de una captura inolvidable. O de cómo todos somos fotógrafos.
Sobre el autor
Estratega de la comunicación digital, apasionado del discurso sonoro, y profesor transmedia. Busca ante todo compartir significados a partir de proyectos interdisciplinarios que promuevan un sentido crítico y favorezcan la construcción de un mundo más empático. Actualmente es profesor de tiempo completo de la Escuela de comunicación de la Universidad Anáhuac Puebla donde coordina académicamente la maestría en Comunicación digital e hipermedia y la oferta de extensión universitaria referente a Marketing sociodigital, comercio electrónico y posicionamiento digital.