Familiares de víctimas de desaparición forzada colocaron en los árboles del Zócalo los retratos de sus seres queridos.
GUADALUPE JUÁREZ | @LupJMendez *
La mañana del lunes 12 de junio de 2017, María Elena Ayuso vio salir a su hijo, Brandon R. Ayuso, con su mochila a perseguir un sueño: ser portero de un equipo profesional de futbol.
Esa fue la última vez que supo de él.
A las 13:00 horas de esa tarde, el celular de su hijo de 20 años ya estaba apagado. Tres horas antes tenía una cita con Raúl, un amigo, quien le dijo que tenía “palancas” en el equipo de Lobos BUAP, le pidió sus documentos y quedaron de ir a entrenar a un club deportivo en La Noria.
Raúl está detenido y vinculado a proceso desde noviembre del año pasado por la desaparición forzada de Brandon, pero a más de tres años de su ausencia, el implicado sigue sin revelar el paradero del hijo de María Elena.
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“Yo no he descansado, una madre siempre va a descansar a su hijo, me llaman, voy, y donde quiera ando. No descanso, yo sé que lo voy a encontrar, porque yo lo siento vivo, donde me llamen, lo voy a ver”, afirma María Elena.
Por tercer año consecutivo, la silla de uno de sus hijos estará vacía en Navidad y Año Nuevo en su mesa.
Y en realidad no será uno sino muchos lugares vacíos, porque del mismo modo en que María Elena busca a Brandon, decenas de familias buscan a alguien. Y esas familias conforman el Colectivo La Voz de los Desaparecidos Puebla.
Este domingo 6 de diciembre colocaron los rostros de sus seres queridos en los árboles del Zócalo de la capital poblana, y a ese acto le han llamado el ‘Árbol de la esperanza’.
María Luisa Núñez Barojas, una de las fundadoras del colectivo, reprochó a las autoridades estatales que sigan sin realizar una búsqueda eficaz de las personas que fueron víctimas de desaparición forzada.
Criticó que para ahorrarse recursos las autoridades deleguen la responsabilidad de entregar oficios a las familias, en lugar de realizarlo ellas mismas.
Dijo también que, si algunas personas que guardan parentesco con las familias del colectivo han sido localizadas, esto se debe por la insistencia y el rastreo que han realizado sus propios familiares.
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En lo que va del año sólo han encontrado dos fosas clandestinas —una de ellas en Quecholac, en el triángulo rojo del robo de combustible—, pero por ahora no se ha confirmado la identidad de los restos humanos hallados.
Por la mañana del lunes 7 de diciembre, el secretario de Gobernación en el estado, David Méndez Márquez, alegó que a nivel local se ha generado un “trabajo de localización” de 235 personas, pero no especificó en qué plazo.
Argumentó que no todas las desapariciones son producto de la comisión de un delito, sino que “en muchos casos tiene que ver con una determinación propia de la persona ante una circunstancia determinada”. Y, en ese sentido, dijo que el 83% de las personas que han localizado decidieron ausentarse “por voluntad propia”.
Pero eso podría ser reflejo de que, cuando se trata de casos de desaparición forzada, las labores de búsqueda por parte de las autoridades estatales no han sido eficaz.
Fotografía de portada: Daniela Portillo
*Con información de Mario Galeana