Morir para vivir dignamente
El 25 de febrero de 2007, Ernestina fue encontrada en el suelo por su hija, Martha Inés Ascencio, quien refirió que su madre le pidió agua y le dijo en náhuatl que “los hombres malos me espantaron, los soldados, esos que tienen clavos aquí, abusaron de mí, y me amarraron así