A pesar de que el 5 de marzo del 2020 miles de estudiantes marcharon en Puebla para exigir mayor seguridad, la violencia ha seguido golpeando a este sector.
LUIS SORIANO | @Luissorianortz
La violencia contra los estudiantes en Puebla no ha cejado, ni aun después de haberse cumplido un año de la megamarcha estudiantil del 5 de marzo, la protesta más grande en la historia de Puebla.
Desde aquella movilización, organizada tras el multihomicidio de los estudiantes Ximena Quijano Hernández, Javier Tirado Márquez, José Antonio Parada Cerpa, y el conductor de Uber Josué Vital Castillo, al menos siete estudiantes más han sido víctimas de crímenes de alto impacto.
Homicidios, tentativa de feminicidios, desapariciones… el trazo de la violencia contra los estudiantes ha sido rastreado con base en un recuento hemerográfico realizado por Manatí.
Sólo en dos de estos crímenes las autoridades han reportado la detención total y parcial de los presuntos responsables.
La vida por un teléfono
El 9 de mayo de 2020, dos días después de la manifestación, Alejandro Hiram, de 18 años, fue asesinado en el fraccionamiento Los Héroes, durante un asalto en el que pretendían despojarlo de su teléfono celular.
El estudiante de preparatoria fue herido de muerte por un arma de fuego y perdió la vida a la medianoche en un hospital. Varios meses después, su familia encabezó distintas protestas denunciando que, hasta entonces, las autoridades no habían detenido a los responsables.
Hacia finales de ese mismo año, el 16 de noviembre de 2020, Aldo Padilla Cid fue asesinado mientras volvía a su casa en idénticas condiciones: un asalto violento en el que pretendían quitarle el teléfono.
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El homicidio de Aldo, que tenía 18 años y estudiaba la preparatoria, motivó una serie de protestas que, en buena medida, recordaban la manifestación del 5 de marzo, en la que Aldo también había participado.
El 24 de noviembre el gobierno del estado anunció la aprehensión de tres de los presuntos implicados en el homicidio de Aldo.
Mientras tanto, el 16 de junio de 2020, un estudiante de Odontología de la BUAP llamado Cristopher, de 19 años, recibió un balazo en el tórax durante un asalto en la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacan.
Cristopher se encontraba laborando en una taquería y, al notar la presencia de hombres armados, intentó cerrar las cortinas metálicas.
La desaparición de estudiantes
Enclavado en la Sierra Norte del estado, el municipio de Tlatlauquitepec fue escenario de otro crimen perpetrado en contra de un estudiante de la BUAP.
Tras haber desaparecido el 3 de octubre de 2020 Yahir, de 19 años, fue encontrado por residentes del municipio cinco días después, el 8 de octubre. El joven contaba con una herida de bala.
El estudiante había sido visto por última vez en un Oxxo antes de dirigirse al municipio; no obstante, en el transcurso perdió contacto con su familia y amigos. Su familia denunció su desaparición hasta su hallazgo con vida y, hasta el momento, no se conoce el avance de las investigaciones sobre el crimen.
Antes, el 17 de julio de 2020, la madre de Jesús Rodríguez Santiago, de 19 años, denunció el secuestro de su hijo en la ciudad de Puebla.
A través del muro de su Facebook, la madre dijo que el muchacho había sido secuestrado por un grupo de sujetos que lo sustrajeron de su domicilio. Por este hecho culpó a su padre, pero éste, a través del mismo medido, dijo que el muchacho había sido enviado a rehabilitación.
No hay un informe oficial de las autoridades sobre la situación de Jesús, y ni siquiera se sabe si existe una investigación formal por la privación de su libertad.
Según el perfil de su padre en Facebook el joven fue llevado a rehabilitación en contra de su voluntad, no obstante, registros hemerográficos del paradero de Jesús son inexistentes.
Un asesinato y un intento de feminicidio
A finales del año pasado, la noche del 12 de diciembre, David Adrián Salas Carreón, estudiante de doctorado de Filosofía Contemporánea por la BUAP, fue asesinado.
Junto con él, Hadamay Mejía Hernández, maestra en Filosofía por la misma institución, fue víctima de tentativa de feminicidio y agresión sexual.
Ambos trabajaban en una bodega ubicada en la zona de Valsequillo. El cuerpo de David Adrián fue localizado al día siguiente en un campo de cultivo ubicado en la localidad de San Pedro Alpatlahua, en el municipio de Cuautinchán.
También Hadamay yacía en ese mismo lugar, pero con vida, por lo que fue trasladada a un hospital durante el transcurso del 13 de diciembre.
Luego de que se cometiera el crimen, se informó que una persona fue detenida, sin embargo, una más se encuentra prófuga.