El padre Gustavo Rodríguez Zárate fue coordinador de un albergue para migrantes en su tránsito por Puebla durante 25 años.
MARIO GALEANA | @MarioGaleana_
El padre Gustavo Rodríguez Zárate, uno de los principales activistas en Puebla por los derechos humanos de los migrantes, falleció este miércoles 24 de junio a la edad de 75 años, a consecuencia del cáncer que padecía.
Rodríguez Zárate fue coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Puebla durante 25 años y dirigió “La Asunción”, un albergue en el cual pasaron la noche cientos de migrantes cada año en su búsqueda por llegar a la frontera con Estados Unidos.
El 6 de mayo de 2021 cumplió una carrera de 48 años como sacerdote, que habría sido de medio siglo de no ser porque —como él mismo contó en diversas entrevistas— cuando era joven, a los 17 años, las autoridades eclesiásticas retrasaron su ordenación por dos años por tener fama de rojo.
Su trabajo en favor de los migrantes fue valorado por organizaciones internacionales, y acechado por organizaciones criminales y hasta por gobiernos estatales en Puebla.
Con el arribo de las caravanas migrantes que recorren al estado, era usual que el párroco denunciara la presencia de ‘halcones’ —vigías del crimen organizado— y hasta acoso policial en las inmediaciones del albergue La Asunción, ubicado al norte de la capital.
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No fueron pocas las veces en que Rodríguez Zárate denunció que, durante el periodo de gobierno de Rafael Moreno Valle, policías estatales realizaban rondines específicos sobre el albergue que dirigía.
La última gran advertencia de Rodríguez Zárate fue la falta de localización de por lo menos 800 migrantes que cruzaron el estado el año pasado, en el pico de la pandemia por covid-19.
Frente al cierre de albergues, el desalojo de estaciones migratorias y refugios gubernamentales, el padre urgió a las autoridades interesadas y a la sociedad civil a tratar de indagar la ruta que habían seguido ese grupo de migrantes.
Era usual verlo en la casa que disponía en el albergue La Asunción, donde convivían cuadros religiosos, efigies de Cristo, libros sobre política e investigaciones periodísticas que denunciaban los vínculos entre la corrupción, el narcotráfico y los hombres de poder en México.
Sin embargo, antes de ser guardián del albergue migrante, el padre Gustavo Rodríguez Zárate fue vicario de Santa Rita Tlahuapan y Chietla; fue párroco de San Juan Evangelista, en Zacapala, así como del municipio de Santa Clara Ocoyucan.
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En los últimos años, narró en distintas entrevistas que durante un tiempo la diabetes que padecía y el constante recelo de la cúpula eclesiástica lo hizo pensar en abandonar el sacerdocio.
Pero superó el padecimiento crónico, y el nombramiento de Víctor Sánchez Espinosa como arzobispo de Puebla significó también su nombramiento como coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana.
He aquí un breve resumen de la vida de un párroco que puso el cuerpo para proteger a los migrantes en su tránsito por Puebla.