
Se debate nuestra incompetencia
Nuestra calidad como ciudadanos deja mucho que desear en muchos sentidos y eso hace que los aspirantes a los puestos públicos nos traten como lo que somos: unos interesados individualistas.
Nuestra calidad como ciudadanos deja mucho que desear en muchos sentidos y eso hace que los aspirantes a los puestos públicos nos traten como lo que somos: unos interesados individualistas.
Siempre he pensado que las campañas son como la víspera de año nuevo; todo mundo dice que va a cambiar, que el próximo año será mejor, algunos hacen una lista de propósitos y otros piden perdón aplicando un “borrón y cuenta nueva”
Estamos tan acostumbrados a buscar la aprobación de los demás que se nos olvida vivir nuestra vida, pienso que, si todas las personas hicieran realmente lo que aman, el mundo sería un lugar diferente, quizás no perfecto, pero las personas pondrían más empeño en lo que hacen, dejarían de quejarse y el resultado sería magnífico.
Ahí todo era diferente, incluso ella cambió, la noté más abierta, más contenta y efusiva. Como si el aire y el sol le hicieran bien. Sus movimientos lo decían todo.
Es la simpleza la que nos permite darnos cuenta que las cosas que suceden en nuestro mundo son capaces de ser entendidas hasta por el más pequeño, y que incluso la mayoría de las veces, son los niños quienes hacen las mejores reflexiones.
El GIEI encontró en México y en sus autoridades más problemas que soluciones, la espiral interminable de encubrimiento y corrupción cada vez hunden más la posibilidad de conocer el paradero de los estudiantes
No es cierto, por mi que sigan los ataques, pero no de la manera que algunas personas lo están haciendo, por ejemplo, criticando el color de piel, la vestimenta de su esposa o diciendo que no es de Oaxaca. ¿Por qué?
A todos como humanidad nos une algo trascendente y único, una cadena infinita de esperanza y complicidad.
Yo deseo, naturalmente, como amante del fútbol, que sigan apareciendo Messi´s, Maradona´s, Pirlo´s, Pelé´s, pero deseo también con todo mi ser, que sigan apareciendo jugadores como el doctor Sócrates, que no sólo piensen con las piernas y el balón, sino que también sean capaces de generar ideas o escribir poemas, tal y como lo hizo el ídolo del Corinthians.
Antes el fracaso era causa de vergüenza. Después de 2012 es un orgullo contar tu experiencia “Fuck Up”.