
Como me dueles México
¿Estamos siendo mejores ciudadanos para poder exigir un mejor gobierno?
¿Estamos siendo mejores ciudadanos para poder exigir un mejor gobierno?
Debemos entender aunque duela, que la gasolina no es un derecho, es un bien, y como todo bien de consumo, en una economía sana debe seguir las reglas del mercado. Nos miente aquel que nos prometa o nos diga lo contrario, así como nos mintió también el Gobierno al decirnos que no sucedería y será en las urnas donde habremos de juzgar a quienes nos han mentido.
De nuevo pienso que debemos romper con la estrategia del miedo que el poder propone para legitimar su tormenta. Debemos romper actuando con nuestra digna rabia, nuestra impaciente esperanza y nuestro legítimo grito de rechazo hacia lo que es injusto, hacia lo que no nos deja existir como queremos. Debemos ir más allá del odio, encontrar en las calles, en el otro, en nosotros, de nuevo la esperanza.
¡Ya basta! Basta de la democracia a modo que sólo ayuda a los poderosos, pero sobre todo basta de llenar de miedo y enojo las calles de Puebla, los enemigos no somos los poblanos ni los mexicanos, son los que chingan la nación, y la están chingando estos infames saqueadores.
Nuestro paso por la vida es temporal y en estas fechas –y todo el año—deberíamos tener la consciencia de hacer este mundo un lugar mejor, esto no implica hacer hechos extraordinarios como irnos a rescatar personas en los escombros de Alepo, pero sí en un metro a nuestro alrededor, con nuestros vecinos, en nuestra familia.
2016 está por terminar, un año que sin duda quedará grabado en la memoria de millones de personas, por las singularidades que marcaron el rumbo político, económico y social de naciones enteras, en distintas latitudes y sin duda de distintas maneras.
¿Y sabes qué hizo la gente con los medios? “Ay, muchas cosas, wuuuuuu”, porque hoy que la televisión mexicana vive la más emocionante crisis desde su fundación, la sociedad está cayendo en el mismo agujero al que nos acostumbró el duopolio de la información.
En medio de ese panorama oscuro, la esperanza brota sin duda de los grupos de víctimas y familiares, que actúan como activistas, abogados, redes de apoyo e incluso investigadores con sus búsquedas en campo; de los trabajos periodísticos independientes que dan rostro a las víctimas y narran sus historias; de las y los académicos que orientan sus investigaciones a la promoción de la justicia; de las y los jóvenes que nacen a la vida política en marchas e intervenciones artísticas con las que defienden y reivindican la dignidad de todas las personas; de la solidaridad internacional con la sociedad civil mexicana.
Con esto no quiero decir que la propuesta del Congreso Nacional Indígena y el EZLN sea una equivocación, sino que debe ser analizada y complejizada desde los diversos ámbitos invitados a la transformación social.
Buscan a sus hijos e hijas por cielo, mar, y literalmente tierra, ya que desgraciadamente han encontrado fosas clandestinas con cuerpos humanos.