Cuento

Disco sinfonola canción de dos vinilo

Canción de dos

Intercambiaron miradas de complicidad. Ana tomó la mano de Javier con el divino tacto de una mujer fatal y la colocó sobre su cintura, tomó la otra y la sostuvo en alto. Un par de pasos torpes antecedieron el compás de dos cuerpos que se amaron inmensamente y en silencio. Ana y Javier jamás amaron tanto a alguien como se amaron el uno al otro en ese instante

El cazador de cerdos, parte II

“Enseguida sujetó de los alambres al aún inconsciente gerente, lo metió y lo sentó en un suelo lleno de estiércol, desperdicios de comida y una familia de cerdos”

Carta de un reo

Lo único que puedo decir es que Dios no habita estas malditas paredes, se ha olvidado de sus hijos ocultos por sombras y el mismo demonio viene por nosotros aquí. Las voces y los sonidos que escucho en este lugar son horribles

El cazador de cerdos

“Tomó una barra de metal que guardaba en sus piernas y con una velocidad tremenda, la elevó y la estrelló en la sien del gerente, él cayó instantáneamente inconsciente sobre la mesa del hombre, derramando azúcar, un vaso de jugo y salsa cátsup”