Mario Galeana

Antes del diluvio: Fluyan mis lágrimas

Pasó los últimos años de su vida convencido de que era un profeta, de que en algún rincón del universo toda su obra literaria era verdad: ocurría.

Antes del diluvio: La generación del fraude

No puedo decir que no me emocione el triunfo de AMLO. Estoy ansioso y alerta porque creo que estar vivo en este momento de la historia política del país será algo para contar. Por eso creo que es una oportunidad inigualable para ser periodista, un oficio que —como dice Caparrós— no elegí: simplemente ocurrió. Lo he asumido, y actuaré en consecuencia: daré testimonio de lo que ocurra e intentaré entender por qué pasan las cosas que pasan. Todo esto me impide militar en cualquier movimiento, porque la militancia es la sumisión a una sola idea, y el periodismo es exactamente lo contrario a eso.

El cuerpo y su soberanía

Somos seres limitados: nacemos con determinada fuerza, con cierta talla, y ya está: podremos ser ingenieros, escritores, futbolistas, corredores. Pero esa, claro, es otra cosa.

Antes del diluvio: Entra al vacío

Al escribir esta ficha, descubrí que Clímax acaba de recibir el máximo galardón de la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes de este año, y que, al recibirlo, Gaspar Noé dijo que ni siquiera sabía que había un premio y que, quizá, algo ha hecho mal para recibirlo. Yo, de Noé y Clímax, lo espero todo: ya ven que nunca hemos sido justos con nuestros héroes.

Antes del diluvio: Salir ileso

Porque abandonarse es también otra forma de vida: a veces, por ratos, la única posible. No ser nada más que un hilacho en el raudal de las cosas. Quedar hundido, dejarse arrastrar hasta el fondo de uno mismo. Cruzar la puerta. Dejar que duela. Porque entonces, un día, tal vez dejará de doler.

Antes del diluvio: Pactar con ellos

Son los otros: los que están hechos para asesinar, destazar, desollar. Los que están hechos para morir. Para ser intercambiados muy simple, en un juego que no terminará nunca.

Antes del diluvio: Mudanza

Me he preguntado tantas veces qué abandonamos, qué rastro indeleble regamos por los lugares que habitamos alguna vez –y si se acordarán, si esas personas con las que estuvimos se acordarán-.

Antes del diluvio: El olor de la justicia

Cuando leo el periódico y encuentro un nuevo linchamiento, pienso en la inutilidad y la inmediatez de ese tipo de justicia. Y pienso también en el olor de ese tipo de justicia. Y me pregunto, todavía, si no olerá igual que un perro ardiendo entre las brasas.